Me ha encantado ser el fotógrafo de bodas en la Casona de las Fraguas de Sara y Diego. Aún recuerdo cuando Sara contactó conmigo porque querían que contase su historía con mi cámara. Me conocían de la boda de unos amigos suyos (Luchi y Santi), por lo que estaba convencido de que la pareja iba a ser ENCANTADORA.

Lo que ocurrió el día de la boda de Sara y Diego solo se puede describir con una palabra: BODÓN.

La jornada comenzó con los preparativos de ambos. Tras ellos nos desplazamos a la iglesia de San Jorge, conocida por muchos como el “Partenón de Cantabria”, una iglesia impresionante corazón de Fraguas. Allí, entre columnas y luz natural, Sara y Diego se dieron el “sí, quiero” rodeados de familiares y amigos. Todo amenizado por el “Cuarteto Adagio” encargados de crear una atmósfera única con su música.

Sara estaba INCREÍBLE con un vestidazo diseñado por Laura Sainz de Ajá, que estoy seguro que se hizo a medida del gusto de Sara reflejando su elegancia y sofisticación. Y maquillada por Cris Alonso y peinada por el equipo de Pin Up Santander.

Tras la ceremonia, subimos al Palacio de los Hornillos, uno de los privilegios de casarte en la Casona de las Fraguas es que puedes realizarte el reportaje de boda (las fotografías de pareja) en ese paraje único. Después nos dirigimos a la Casona de las Fraguas, donde nos esperaba Celine y todo su equipo. Sus jardines, su arquitectura y la manera en que la luz se filtra entre los árboles convierten cada rincón en un escenario perfecto para crear recuerdos imborrables. Como fotógrafo, meme encanta esperar, dejar que todo fluya ante mi cámara e ir realizando esas fotografías que finalmente contaran una historia, y con Sara y Diego todo fluyó de manera natural: risas espontáneas, abrazos sinceros y esa energía que solo transmiten las parejas que disfrutan cada instante de su día.

El banquete y la celebración fueron pura fiesta. La Casona de las Fraguas se llenó de flores con la decoración de Entreflores Cantabria y de música con dos grupos en directo, uno en el coctel “Havana 537“, y “La última y nos Vamos” durante la fiesta que lo pusieron todo patas arriba. No faltaron los brindis, los MOMENTAZOS de complicidad entre los novios y sus invitados que hacen que un reportaje de boda cobre vida propia. Todo muy auténtico.

Realizar bodas como esta me recuerdan por qué amo mi profesión. Cuando me preguntan qué significa para mí ser fotógrafo de bodas, pienso inmediatamente en bodas como la de Sara y Diego: parejas que se entregan, entornos espectaculares y emociones a flor de piel. No se trata solo de hacer fotos bonitas, sino de contar una historia con ellas y que traspasen al espectador y pensar que estas creando un recuerdo que quedará para siempre en la memoria de quienes la vivieron.